Los drones ofrecen a los agricultores tres tipos de imágenes detalladas. Para empezar, ver una cosecha desde el aire puede revelar patrones que ponen al descubierto todo tipo de incidencias, desde problemas de riego hasta variaciones en el tipo de tierra e incluso infestaciones de plagas y hongos que no se ven a nivel del suelo. En segundo lugar, las cámaras en el aire pueden tomar imágenes multiespectro, capturando datos del espectro infrarrojo además del visual y que se pueden combinar para crear una imagen de la cosecha que destaca las diferencias entre las plantas sanas y enfermas que el ojo humano no ve. Por último, un dron puede revisar los campos cada semana, cada día o incluso cada hora. La combinación de estas imágenes para crear una serie temporal, permite observar los cambios en la cosecha, revelando áreas problemáticas y las oportunidades que hay para gestionar mejor la cosecha.